
En pleno siglo XXI, en una era dominada por la tecnología y la lógica, aún existen historias que desafían la razón. Una de ellas es la de Thomas Theodore Merrylin, un nombre que ha reaparecido con fuerza entre los amantes de lo oculto, lo paranormal y la criptozoología. Pero ¿quién fue realmente este hombre? ¿Y por qué su historia incomoda tanto a quienes necesitan una explicación para todo?
Un caballero británico fuera de lo común
Thomas Theodore Merrylin fue, oficialmente, un aristócrata británico nacido a mediados del siglo XIX. Se le conocía como naturalista, criptobiólogo y coleccionista. Hasta ahí, todo podría parecer parte del perfil habitual de un estudioso excéntrico de su época. Sin embargo, su legado ha dejado huellas que muchos prefieren ignorar.
Según los registros que salieron a la luz en 2006 tras el hallazgo de su supuesta mansión en el este de Londres, Merrylin acumuló una colección secreta de restos biológicos y fósiles que no encajan en ninguna clasificación científica reconocida. Desde criaturas humanoides aladas hasta esqueletos diminutos con rasgos humanos y reptiles mezclados, pasando por lo que parecen ser embriones de seres mitológicos conservados en frascos sellados.
El Archivo Merrylin
El archivo que lleva su nombre fue presentado al público por Alex CF, un artista británico que aseguró haber recibido el contenido como legado. Desde entonces, se ha especulado sin descanso sobre la veracidad de estos restos. ¿Es una obra artística? ¿Una genial farsa? ¿O la evidencia de que Thomas Merrylin tenía acceso a algo que aún no entendemos?
En sus diarios, Merrylin relataba sus teorías sobre la existencia de razas antiguas no humanas, el contacto con inteligencias de otros planos y dimensiones, e incluso hablaba de tecnologías imposibles para su época. Algunos escritos hablan de «puertas entre realidades», de longevidad artificial y de seres inmortales que vivían ocultos entre nosotros.
¿Genialidad, locura o verdad ignorada?
Muchos investigadores han tratado de desacreditar el archivo Merrylin, clasificándolo como una instalación artística muy elaborada. Y puede que lo sea. Pero lo inquietante es que las piezas parecen haber sido conservadas con técnicas avanzadas, y hay documentos y diagramas que no se corresponden con conocimientos científicos del siglo XIX.
Además, en los manuscritos de Merrylin hay referencias cruzadas a teorías que, décadas después, fueron esbozadas por físicos contemporáneos sobre universos paralelos, materia oscura y dimensiones ocultas. ¿Una simple coincidencia?
La mansión cerrada y los secretos bajo llave
La supuesta mansión donde se encontró todo este material fue demolida, según se cuenta, poco después del hallazgo, y los restos pasaron a estar en manos privadas. No existe, oficialmente, una ubicación verificable ni pruebas que satisfagan al escepticismo científico. Pero para quienes sienten que no todo está dicho, Merrylin representa una grieta en la versión oficial de la realidad.
Sus restos, sus notas, sus criaturas… siguen viajando por exposiciones alternativas y foros de Internet, alimentando teorías y preguntas que no tienen respuesta. Y quizás ahí radica su valor: en obligarnos a mirar más allá de lo que damos por cierto.
¿Fue Merrylin un visionario adelantado a su tiempo, un excéntrico con demasiada imaginación o alguien que descubrió cosas que no debía y que fueron enterradas con él?
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