Gatos y misterio: guardianes entre dos mundos

Los gatos han acompañado al ser humano durante miles de años, pero no de la misma manera que otros animales domesticados. No son simples mascotas: son criaturas que parecen conservar un pie en lo salvaje, un oído atento a lo invisible y una mirada que penetra más allá de lo que vemos. Su presencia es, a la vez, familiar y misteriosa.

A lo largo de la historia, han sido venerados como símbolos de poder y fortuna, temidos como heraldos de desgracias o incluso acusados de brujería. Lo que no ha cambiado es que siempre han inspirado respeto, fascinación y un halo de enigma.

En culturas antiguas, como la egipcia, el gato estaba asociado a la diosa Bastet, protectora del hogar y la fertilidad, pero también guardiana contra los espíritus malignos. Los romanos los consideraban símbolos de libertad y buen augurio en los viajes. En Japón, el Maneki-neko —esa figura de gato con una pata levantada— es un amuleto que atrae la prosperidad.

En la Edad Media europea, sin embargo, los gatos (y en especial los negros) se convirtieron en víctimas de supersticiones: se les acusaba de ser familiares de brujas o de encarnar al diablo. Esta creencia llevó a su persecución, lo que paradójicamente favoreció la proliferación de plagas de ratas.

El gato como sensor invisible

No es solo folclore. Quienes conviven con gatos saben que reaccionan ante estímulos imperceptibles para nosotros. Su oído detecta frecuencias inaudibles, su vista percibe en condiciones de luz mínima, y su sensibilidad energética parece advertirles incluso de cambios en el ambiente.

En algunos estudios de parapsicología, se les considera “sensores vivos” capaces de detectar presencias o alteraciones energéticas. A veces miran un punto fijo, siguen algo con la vista que nosotros no vemos o cambian de actitud sin motivo aparente. Quienes creen en lo esotérico afirman que, en esos momentos, están interactuando con realidades que nos resultan inaccesibles.

Significados según el color del gato

En muchas culturas, el color del pelaje del gato no es un simple detalle estético: se cree que influye en su simbolismo, en la suerte que trae e incluso en su energía espiritual.

ColorSignificado y creencias asociadas
NegroSímbolo de misterio, magia y transformación. En Escocia y Japón, trae buena suerte; en la Europa medieval, era visto como presagio de desgracia.
BlancoRepresenta pureza, paz, guía espiritual y curación. En algunos países asiáticos, se cree que atrae la felicidad. En supersticiones estadounidenses, verlo de noche podía augurar mala suerte.
GrisAsociado a la calma, el equilibrio y la transición. Considerado guardián en momentos de cambio vital.
Naranja / GingerEnergía, valentía, optimismo y alegría. Popularmente se les atribuye un carácter más sociable.
Calicó (tricolor con blanco)Considerados “gatos de la suerte” o “money cats” en Japón y Estados Unidos. Protegen contra la envidia y el mal de ojo.
Carey / TortoiseshellSimbolizan fuerza femenina, intuición y protección. En Irlanda, los machos carey son extremadamente raros y se consideran portadores de gran fortuna.
Bicolor (blanco y negro)Representan la dualidad, el equilibrio entre energías opuestas y la armonía en el hogar.

Supersticiones populares sobre los gatos

Cargadas de temor

  • Cruzarse con un gato negro trae mala suerte (creencia extendida en Europa occidental).
  • En la Edad Media, se pensaba que los gatos eran encarnaciones del demonio o compañeros de brujas.
  • En algunos lugares, un gato negro presente en un funeral presagiaba la muerte de un familiar.
  • En supersticiones norteamericanas, soñar con un gato blanco o verlo de noche podía ser señal de mala fortuna.
  • El Cat-sìth escocés —un gato negro con una mancha blanca en el pecho— debía ser distraído con música y juegos para que no robara el alma de un difunto.

Llenas de esperanza

  • En Escocia, un gato negro que llega a tu casa anuncia prosperidad.
  • En Japón, tanto los gatos negros reales como las figuras de Maneki-neko atraen la buena suerte.
  • Los calicó son considerados amuletos protectores y portadores de bienestar.
  • En la tradición celta, los machos carey son vistos como raros talismanes de fortuna.
  • Los gatos grises representan un equilibrio beneficioso en momentos de transición.
  • Los gatos bicolor, por su combinación yin-yang, simbolizan la armonía de las fuerzas opuestas.

El caso especial del gato negro

El gato negro es, probablemente, el felino más cargado de simbolismo de todos. En el Antiguo Egipto era considerado sagrado y estaba protegido por ley, venerado como un animal vinculado a la diosa Bastet. Siglos después, los marineros europeos lo llevaban a bordo como talismán contra tormentas y naufragios, convencidos de que su presencia alejaba la mala suerte en alta mar.

Sin embargo, en la Europa medieval su destino cambió drásticamente: pasó de ser un símbolo de protección a convertirse en chivo expiatorio de miedos y creencias oscuras. Se le asoció con la brujería y lo sobrenatural, lo que llevó a una persecución injusta que aún deja huella en la actualidad. Aun así, no en todo el mundo su figura fue mal vista: en países como Japón, Inglaterra o Escocia, el gato negro continuó siendo sinónimo de buena fortuna y prosperidad.

Hoy en día, muchos refugios y protectoras advierten que los gatos negros son adoptados con menos frecuencia debido a supersticiones que persisten en la cultura popular. Quienes han tenido la suerte de convivir con uno saben que son animales cariñosos, leales y con una elegancia única que los distingue de cualquier otro color.

No obstante, también existe una triste realidad: algunos centros de protección extreman las precauciones al dar en adopción a gatos negros, especialmente en determinadas fechas del año —como las cercanas a celebraciones asociadas a lo esotérico—. Esto se debe a que, lamentablemente, todavía hay personas que solicitan estos animales con intenciones nefastas. Los utilizan en rituales o sacrificios, convirtiéndolos en víctimas inocentes de supersticiones oscuras y creencias sin fundamento.

Es una prueba de que la ignorancia y la crueldad aún persisten, y un recordatorio de que proteger a estos animales es una responsabilidad que no podemos tomar a la ligera.

Mi opinión personal

Esto es solo una breve recopilación de creencias populares sobre los gatos. Existen cientos de leyendas y supersticiones en cada cultura, pero la mayoría giran en torno a las mismas ideas fundamentales: su vínculo con lo espiritual, su capacidad de intuición y su presencia como guardianes silenciosos en nuestra vida.

Para mí, los gatos no son portadores de buena o mala suerte: son compañeros que, por su propia naturaleza, nos conectan con lo profundo y lo invisible. Cada color, cada mirada y cada gesto tienen su propio mensaje.

He convivido con gatos toda mi vida y he podido comprobar que sienten y perciben las energías de una manera asombrosa. Los he visto reaccionar ante situaciones difíciles, erizarse y fijar la mirada exactamente en el mismo punto donde yo percibía la presencia de una entidad desconocida. También he sido testigo de cómo un gato parecía anunciar la muerte: cuando una persona partía, lo seguía con la mirada, como si acompañara al espíritu en su tránsito, observando cómo la energía abandonaba el cuerpo.

Creo firmemente que los gatos pueden ver y sentir lo que para nosotros es invisible. Detectan energías, empatizan con nuestros sentimientos, nos acompañan en la tristeza y celebran nuestra alegría. Y cuando necesitamos consuelo, nos lo brindan con su compañía, su calor y el vibrante ronroneo que parece sanar el alma.

Un gato es, sin duda, un animal especial. Estoy convencida de que es un ser mágico, con una misión misteriosa que aún no comprendemos del todo. Y por eso, protegerlos no es solo un acto de amor, sino una responsabilidad.

El miedo irracional a los gatos negros es un vestigio de la ignorancia.

Si un gato te elige —sea negro, blanco, gris o naranja—, no lo cuestiones. Acéptalo como un regalo. Porque tal vez, en su silenciosa compañía, esté ofreciéndote algo que ninguna superstición podrá explicar: una conexión directa con lo misterioso.

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